Julio Vasquez.

Radio Renacer

Radio Renacer

Radio Renacer

lunes, 6 de junio de 2011

Caín y el Estado


Escrito por Pedro Mendoza.
Amigo lector, si usted le diera crédito a lo que lee y escucha en los medios de comunicación, nadie podría evitar que llegara a la conclusión que Caín fundó el Estado dominicano. Esto así, porque es tanta la gente que parece convencida que el Estado es la peor tragedia que nos achicharra que algunos pensamos que esa forma de ver el Estado como si ésta institución cometiera un crimen atroz cada segundo, que se cree que el mismo tuvo que ser fundado por el homicida más lúgubre que conocemos los cristianos: Caín.

Los cristianos le adjudicamos a Caín toda la impudicia imaginable, la capacidad de dañarlo todo, las maldades más perversas y las iniquidades más inverosímiles. Lo curioso, sin embargo es, que a pesar de que se pretende hundirlo en la más pestilente podredumbre y culparlo de todas nuestras desgracias, todos quieren absorber y acaparar cualquier 'gotica' de leche que produzca. Lo maldicen y lo desacreditan los ricos, pero se afanan hasta el envilecimiento porque funcione para ellos solitos. Los pobres juntos con todos los maliciosos que se disfrazan de serlo, es decir, los falsos pobres que son muchos, lo calumnian cuando dicen que siendo su padre pero no se ocupa de su cuidado y manutención. Sin embargo, amamantan su leche hasta dejar su ubre seca.

Los gremios, los sindicatos, los llamados sectores productivos de la tierra, la pequeña burguesía profesional, los banqueros, aquellos que se creen gente con “talento” porque tienen acceso a la prensa, los comerciantes, los que van a universidades nadie sabe a qué, los choferes públicos y el clero, colectivamente suponen que el Estado debe ser el gran proveedor. Que su ubre debe ser inagotable. Cada grupo quiere tener el monopolio de su teta. Curiosamente, todos lo hieren con el insulto menos justificado.

Mientras aprietan y muerden su ubre con fervorosa devoción y astucia, gritan que lo crucifiquen ya. A menudo tengo la impresión que quien no se queja del Estado o quien no lo haya malo de arriba abajo en nuestro país, es un despistado que nunca sabe lo que esta de moda. Todo en el Estado es maligno, se dice.

A mediados de julio del 2000, una de las mentes más claras del pensamiento del siglo XX, el filósofo español, Julián Marías, escribió un sustancioso articulo titulado “El sentimiento de la vida”, en el diario ABC de Madrid, que lo empezó con las siguientes palabras: “Se está difundiendo un juego extremamente peligroso, al cual se dedican, con diversos grados de conciencia, claridad, interés, demasiadas personas: la decisión de decir que todo les parece mal.”

Bueno, pues ese extraño amor por el negativismo de una porción importante de la sociedad dominicana de manera errabunda circula en nuestra geografía. Se discrepa del Estado o del gobierno con el entusiasmo del nuevo converso que abraza una doctrina religiosa. Hay gente que espía minuto a minuto las acciones del gobierno con el único propósito de criticar lo que hizo. Confieso que me repugna escuchar a personas humanamente inferiores al actual jefe del estado, quejarse de él con groserías impublicables porque cree que eso le acarreará prestigio. Claro, hay deficiencias pero también afán de notoriedad. Creo que los medios pueden ayudar muchísimo en la tarea de disminuir el alto grado de negativismo y pesimismo predominantes en el país. Eso contribuirá a mejorar la higiene mental y emocional de la sociedad y a crear un espíritu generalizado de fe en el país.